martes, 23 de febrero de 2010

REVOLUCION FRANCESA

La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras numerosas naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema denominado del Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estadocomo Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

Si bien la organización política de Francia osciló entre
república, imperio y monarquíadurante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado deNapoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismoy dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida que le derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.


Durante mi corta vida, he escuchado muchas hipótesis acerca de nosotros, los adolescentes. Pero, ¿quiénes son los demás para definirnos? Tal ves, tengan razón. Sin embargo, ellos nos ven desde fuera, sus expectativas de lo correcto les dibuja un panorama muy distinto al nuestro.
Si nos sentamos a analizarnos, ¿sabríamos las razones de nuestro “actuar adolescente”? ¿Tendríamos la certeza de que en un futuro seremos diferentes, para bien?
Pues, tal vez no tengo el derecho de responder por todos, pero sé que soy una adolescente que decidió preguntarse quién era y “¿Quiénes somos?”

Muchos libros nos definen como la transición de una etapa, la infancia, en la que dependíamos por completo de nuestros padres, a otra etapa, la adultez, en la que somos completamente independientes y pasamos a ser padres. Se cambian los papeles.

También, nos caracterizan como inestables o en una época de continua rebeldía ya este punto quería llegar. No es una excusa y menos aún un pretexto, pero la historia nos enseña que en un proceso de independencia la rebeldía siempre fue un prócer. Pero, todo tiene un límite y es así que vamos aprendiendo. Todos sabemos qué está bien, qué nos conviene y qué no.

Y ahora me pregunto ¿Por qué continuamos rebelándonos sin razón, cuando sabemos que está mal? ¿Es divertido? ¿Ganamos o aprendemos algo? Pues, a parte de los regaños y castigos, creo que no. Pondré un simple ejemplo: cuando nos piden que tengamos la blusa dentro de la falda o la camisa dentro del pantalón ¿ Es más cómodo tenerla fuera, se ve mejor? Sinceramente, yo no siento la diferencia. Aunque, las sanciones podrían serlo.

Y es que ahora ya no somos”rebeldes” de verdad, simplemente tomamos lo incorrecto como algo “normal”, como una costumbre y tan sólo reímos cuando alguien nos dice la verdad.
Tampoco, tenemos que ser perfectos ni los chicos ejemplares. Pero, seamos inteligentes y sepamos elegir. La inteligencia se alimenta de la experiencia y ésta implica error, castigo y hasta dolor. Nada se aprende sin antes haber sentido las consecuencias o al menos conocerlas. No significa que tengo que excederme con el alcohol para poder aprender que eso es dañino para mí.

Hay cosas que se saben gracias a la ley moral y otras con el ejemplo de nuestro mentores.
Esto confirma que somos personas influenciables, dependemos del ambiente en el que nos encontramos y la presión social de la que a veces somos víctimas. Por eso es que debemos elegir dónde queremos comenzar y a dónde queremos llegar. No tenemos que juntarnos con el más “chancón”, ni con el más pasivo porque la amistad implica aprendizaje y ayuda mutua. Es cierto, que a nadie le gusta que le digan qué hacer pero debemos ser tolerantes y aceptar qué es lo mejor para nosotros.

Aunque, ahora nos encontramos en una sociedad del “revés”, ahora el rebelde es el que se porta bien, el que no sigue al grupito. Tal ves, no se le llama “rebelde” pero lo es y no le interesa lo que digan de él o las consecuencias sociales que puede tener su actitud ¿Acaso eso no es ser rebelde?
Entonces, ahora lo “malo” es el nuevo “bueno” y el “obediente” es el nuevo “rebelde”.

Todo esto tiene como causa a la generalización y sobre todo, la resignación de que no se puede cambiar la situación. Pero, a veces pensamos que somos sólo uno que tiene diferentes ideas a los demás y que si proponemos un cambio, no seríamos oídos.
Sin embargo, todos sabemos que necesitamos un cambio y que tenemos que actuar. No nos quedemos callados y expresemos nuestros argumentos del por qué nuestra sociedad necesita volver a lo que realmente es “normal” y no sigamos viviendo este “revés”. Si somos una minoría, alcemos la voz.
Rebelémonos.
Volteemos el revés, no hagas algo que en unos años te cause lamentos.

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